Martes, 20 de Noviembre del 2007

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
1 Juan 1:9

¿Se puede perder la salvación?

El que cree en el Señor Jesucristo no será juzgado por Dios; es salvo y liberado del juicio. Recibe gratuitamente la salvación. Para él es un gran gozo. ¿Se puede perder esta salvación, como algunos dicen? Si nuestra salvación dependiera de nuestra conducta, ¿quién podría ser salvo? Antes de seguir nuestros propios pensamientos, escuchemos lo que declara la Palabra de Dios.Cristo, quien se designa a sí mismo como el buen Pastor, dijo: “Mis ovejas… no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:27-29). ¿Quién podría arrancarnos de la poderosa mano de Jesús? Él venció al diablo, quien detentaba ese poder sobre la muerte (Hebreos 2:14). En la oración que nuestro Señor dirigió a Dios antes de sufrir en la cruz, ¡cuántas veces repitió la expresión “los que me diste”! (Juan 17). Lo que el Padre dio al Hijo, ¿podría serle quitado?¿Significa esto que después de haber creído uno puede hacer lo que quiera? Si manifestáramos estas actitudes, sería la prueba de que la vida divina está ausente. Un creyente que cometió un pecado se siente incómodo en la presencia de Dios y pierde, no su salvación, sino el gozo de ser salvo. El Espíritu Santo que está en él lo llevará a confesar su falta a Dios. Por eso, para que sigamos gozando de la alegría de nuestra salvación, procuremos que nuestra conducta sea digna de aquel que nos rescató a gran precio.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

La Biblia en un Año: Daniel 2:25-3:30 - Santiago 5:7-20

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