Domingo, 09 de Diciembre del 2007

El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Romanos 8:26

El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad(Leer Romanos 8:26-27

Dios quiere que vivamos en esperanza, que estemos orientados hacia el futuro. En el futuro la salvación estará completa; el pecado ya no podrá afectar nuestra alma ni nuestro cuerpo. Esa salvación completa aún no ha llegado. Si así fuera, ya no necesitaríamos aguardar nada. Aunque todavía no hemos visto aquello que esperamos, estamos seguros de que vendrá. Pero como todavía no lo tenemos y aún debemos aguardar, necesitamos paciencia. Quizás esa espera se alargue un poco. Es posible que nos cansemos de esperar. Entonces es maravilloso saber que el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad.Podemos tener momentos o períodos más difíciles, en los que no sabemos cómo contarle a Dios lo que sentimos. No logramos encontrar las palabras adecuadas, pero el Espíritu que habita en nosotros conoce nuestros sentimientos. Él se identifica con lo que sentimos y es conocedor del pecado que nos es necesario juzgar continuamente en nosotros mismos. Le cuenta a Dios lo que no podemos expresar con palabras. Lo que el Espíritu le dice a Dios nunca se transmite mal. El Espíritu sabe a la perfección cómo debe contarle a Dios todas nuestras experiencias difíciles y nuestras preocupaciones apremiantes. ¡Qué bueno es Dios, quien puso a nuestra disposición un Consolador tan perfecto! (Juan 16:13-14).
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

La Biblia en un Año: Ezequiel 33:1-34:31 - Apocalipsis 2:1-17

No hay comentarios: