Lunes, 24 de Diciembre del 2007

¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
Lucas 2:14

La reconciliación

Un médico cuenta: «Un día antes de Navidad, cuando fui llamado a la sala de partos, hallé delante de la puerta a un marido que hacía meses que estaba separado de su mujer y no había querido saber nada de ella. Pero en ese momento yo no estaba al tanto de lo ocurrido. El hombre, pues, estaba indeciso y reflexionaba en lo que debía hacer.Después del alumbramiento sencillamente lo hice pasar y lo llevé hacia su mujer, quien tenía al recién nacido en los brazos. Ella miró cariñosamente a su marido. Tuve que salir unos minutos y al volver me acerqué a la cama. No dije nada, solamente tomé la mano del marido, la de la mujer y una manito del recién nacido, y puse mi mano derecha sobre las otras tres. Entonces nos miramos silenciosamente. Las palabras sobraban, porque padre y madre se miraban con ojos radiantes».El hecho de que un pecador se arrepienta, el que dos cónyuges se den una mano de reconciliación en esta tierra, prueba que el amor de Dios quebranta los corazones humanos, los lleva a entrar en razón, a reconocer sus faltas, los hace felices y dispuestos a amar.“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros” (Santiago 5:16). “Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13:9-10).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

La Biblia en un Año: Esdras 6:1-8:14 - Apocalipsis 16:2-21

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