Viernes, 07 de Diciembre del 2007

Jesús Nazareno… al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.
Hechos 2:22 y 24

Estuve muerto; mas he aquí que vivo… Y tengo las llaves de la muerte.
Apoc. 1:18

«Llaves en mano»

Esta expresión a menudo es empleada por vendedores de casas o de automóviles. Quiere decir que lo que usted acaba de comprar ya está listo para ser utilizado como propietario.“Tengo las llaves de la muerte”, declara Jesús. Él adquirió todos los derechos de dominio sobre la muerte. Jesús conoce y tiene poder sobre ese inevitable paso que da miedo y del cual los hombres huyen. Antes de que la muerte llegue a ser una realidad para usted, es esencial que aprenda a conocer a su vencedor. Después de la crucifixión, Jesús penetró en la muerte, pero ella no lo pudo retener. Él salió victorioso mediante la resurrección. La muerte no pudo más que él, porque la venció.Es como un campo a través del cual un viajero debe pasar para alcanzar su meta. Si conoce al propietario, éste le ayudará a cruzar. Si usted confía en el Señor Jesús y en su obra en la cruz, la muerte ya no es un fin en sí, ni un muro ineludible en el que vienen a quebrantarse todas sus esperanzas. No, la muerte tiene un vencedor que le invita a seguirle en un camino de resurrección y de vida. ¿Posee usted esta esperanza? ¿Conoce a Jesús, al que tiene las llaves de la muerte?“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?… Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 15:55, 57).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

La Biblia en un Año: Ezequiel 29:1-30:26 - Judas 14-25

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