Viernes, 29 de Febrero del 2008

(Dios) multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas… los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas.
Isaías 40:29, 31
Mientras él me hablaba, recobré las fuerzas.
Daniel 10:19

¿Cansado?

Está cansado, usted que sufre en su cuerpo y en su espíritu; usted, madre de familia que trabaja desde la mañana hasta la noche en quehaceres que quizá le parezcan repetitivos y poco gratificantes; usted que va a clase o está en la oficina, en la empresa, en un servicio en que el ambiente es estresante y malsano; cansado por la presión del mundo y sus tentaciones.Está cansado porque sus negocios marchan mal o ha fracasado, está cansado por las enfermedades, por el celibato, la soledad o las tensiones de la pareja, la familia, la iglesia…¡Yo también estoy cansado, y no es mi culpa! ¿De veras es esto cierto?Evidentemente, no puedo influir en las causas exteriores, en las circunstancias o en los demás, pero puedo buscar ayuda junto a Jesús. Si nos acercamos a él, tenemos la seguridad de gozar de su simpatía y comprensión.Él también conoció el cansancio en los polvorientos caminos de Palestina, cuando estaba expuesto a la incomprensión y era el blanco del desprecio y de la insensibilidad, aun de sus allegados. Pero cuando encontraba la más fuerte oposición, hallaba su fuerza y su gozo en Dios su Padre. Entonces podía decir a todos: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).El reposo del alma y la felicidad no se pueden hallar fuera de Dios y de Jesucristo.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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