Domingo, 23 de Marzo del 2008

Determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que viniesen a celebrar la pascua al Señor Dios de Israel, en Jerusalén; porque en mucho tiempo no la habían celebrado al modo que está escrito.
2 Crónicas 30:5

La celebración de la Pascua

El versículo de la fecha habla de la celebración de la Pascua por el Rey Ezequías. ¿Por qué el pueblo de Dios había dejado de celebrar la Pascua durante tanto tiempo? ¿Fue algo casual o una lenta decadencia del pueblo que Dios había sacado de la esclavitud?Cuando se trata de un acontecimiento repentino, primero uno se asusta, luego reflexiona y actúa lo mejor que puede. Pero este no fue el caso en aquel entonces, después del tiempo floreciente de Israel. Así ocurrió también con la decadencia del cristianismo. Ésta empezó desde el primer siglo y ha proseguido hasta hoy; no fue algo que sobrevino de repente.No se puede tomar la Cena en cualquier parte, donde nos parezca bien. Según el pensamiento de Dios, sólo existe un lugar donde puede ser celebrada. En el tiempo del Antiguo Testamento era un sitio geográfico: Jerusalén. Hoy, en el tiempo de la gracia, es un «espacio espiritual»: allí donde el Señor Jesús tiene toda autoridad y todos los derechos mediante su Palabra y su Espíritu, es decir, en su “mesa” (1 Corintios 10:21). El lugar donde Dios quería morar en el Antiguo Testamento corresponde hoy a aquel donde los creyentes se reúnen en el nombre del Señor Jesús (Mateo 18:20), se inclinan ante su Palabra y se dejan guiar por el Espíritu Santo. Lector, busque este lugar y responda al deseo del Señor: “Haced esto en memoria de mí”.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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