Lunes, 24 de MArzo del 2008

Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa… Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Lucas 19:5, 9-10

Jesús en la casa de Zaqueo

Zaqueo, cobrador de impuestos al servicio de los romanos, y por esa razón menospreciado por sus compatriotas judíos, deseaba ver a Jesús. Se habría contentado con verlo pasar; por eso se subió a un árbol que estaba al borde del camino. Le hubiera bastado un rápido vistazo en dirección a Jesús, mientras él mismo quedara oculto.¿Es suficiente para usted pasar un corto momento en una congregación, o la breve lectura de una hojita como ésta? No, es necesario un contacto personal con el Salvador, de corazón a corazón, para escuchar su voz.“Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa”, le dijo Jesús. Es una urgente necesidad que no admite ninguna espera. Zaqueo no debía conformarse con esa furtiva mirada, necesitaba un encuentro personal con el Salvador.Si Jesucristo entra en nuestra vida, trae la salvación. Esto fue lo que él mismo declaró a Zaqueo, quien pensaba, quizás, que debía hacer valer sus buenas obras, diciendo: “La mitad de mis bienes doy a los pobres”. Pero Jesús le dijo: “Hoy ha venido la salvación a esta casa”. Lo que importa, ante todo, es recibir la salvación que el Salvador ofrece, recibir su gracia y su perdón.Sólo Jesús y el valor de su sangre derramada en la cruz pueden asegurar la salvación eterna a cada uno de los que creen en él.
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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