Viernes, 08 de Febrero del 2008

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.
Salmo 23:4
Todos los que en él creyeren (en Jesucristo), recibirán perdón de pecados por su nombre.
Hechos 10:43

El gran pasaje

Durante una reunión profesional, uno de los miembros importantes de la comisión estaba ausente. Los presentes se extrañaban de que no estuviese, porque lo habían visto poco antes. De repente alguien vino a avisar: –No lo esperen más, está junto a su padre, que se está yendo.Instintivamente no nos gusta hablar de la muerte; entonces se busca un eufemismo que permita evocar la realidad sin pronunciar la palabra «muerte».El hombre teme la muerte y procura, de una manera u otra, alejarla de él; pero es una consecuencia del pecado y nos concierne a todos. Cada ser humano sabe, consciente o inconscientemente, que más allá de la muerte va a encontrar a Dios. En efecto, ella no es un fin, sino un pasaje «al más allá». El cuerpo vuelve a la tierra y el espíritu vuelve “a Dios que lo dio” (Eclesiastés 12:7).Entonces, ¿en qué estado voy a encontrarle? ¿Cargado con mis pecados, sin perdón posible y rechazado definitivamente lejos de él, por la eternidad, o liberado de mis pecados por la fe en Jesucristo, perdonado e introducido en la felicidad de su presencia?En este último caso ya no consideraré la muerte de la misma manera y podré hablar de ella clara y apaciblemente, como el paso que me introduce en el cielo, en la eterna paz con Dios (Filipenses 1:23).
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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