Viernes, 11 de Abril del 2008

¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?
Lucas 15:4
En esto hemos conocido el amor, en que él (Cristo) puso su vida por nosotros.
1 Juan 3:16

¿Se puede perder la fe?

Luisa, residente en un asilo de ancianos, confesaba a una amiga cristiana que la visitaba: –Sabe usted, perdí la fe.Pero, ¿de qué fe se trataba?Las tradiciones y las simples creencias no pueden resistir al tiempo ni a las pruebas. Sólo el Señor Jesús hizo lo necesario para abrir el camino hacia Dios. No perderá a ninguno de aquellos que han confiado en él, pues forman parte de sus “ovejas”, porque él dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:27-29).Si algún día usted depositó realmente su fe en Jesús, no puede haberla perdido. Quizá las preocupaciones hicieron pantalla entre Dios y usted, pero no piense que su desaliento le es indiferente. Por eso dijo al profeta Ezequiel: “Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada, vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil” (Ezequiel 34:16). Pídale humildemente que le muestre si algo en su vida lo aleja de él. Entonces se dará cuenta de que él siempre está presente y espera que usted le hable y le cuente todo lo que le preocupa, como lo puede hacer cualquier hijo que tiene una buena relación con su padre.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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