Martes, 01 de Abril del 2008

Tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
Apocalipsis 2:4

El primer amor

En el segundo y tercer capítulo del Apocalipsis hallamos el cuadro profético del conjunto de la profecía de la era cristiana. El versículo del encabezamiento fue escrito a la iglesia de Éfeso.¡Qué gozo había movido al apóstol Pablo, cuando escribió su epístola a los Efesios! Durante más de dos años había trabajado entre ellos y les había anunciado la fe en Jesucristo. La repercusión de su ministerio había sido importante, y la conducta de los efesios había sido auténticamente cristiana. Por eso nos extraña que en el transcurso de los años hubiese ocurrido algo, según el versículo de la fecha. Había desaparecido el primer amor. Esto era una carencia que sólo el Señor podía ver, porque exteriormente todo estaba en orden. Aún hacían buenas obras, no temían hacer esfuerzo alguno, mostraban perseverancia, pero el gran amor por el Señor faltaba.Hoy en día, cuando se utiliza la expresión “iglesia”, se piensa mayormente en una organización en la cual se unen la caridad y la actividad cristianas. Pero, ¿aún es Cristo, el amor por él y por su Palabra el motivo de todas sus acciones? Desgraciadamente en la cristiandad se ha acostumbrado a pensar que servir al prójimo ya es suficiente para obtener la aprobación del Señor. Por eso hoy esta es nuestra pregunta: ¿Cómo es nuestro amor por Cristo actualmente?Los primeros cristianos aún tenían esta relación de amor con el Señor resucitado en el cielo. Quien quiera ser un verdadero cristiano debe tener esta misma relación vital con él.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

Domingo, 30 de Marzo del 2008

Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Gálatas 2:20

Los hechos de Cristo a nuestro favor

Al leer el Nuevo Testamento, si nos fijamos en todo lo que Cristo hizo y hace por nosotros, encontraremos una larga lista, de la cual queremos recordar algunos hechos:“Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados” (Gálatas 1:4). Él dijo: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”. “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás”. “El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás” (Juan 10:11, 27-28, 4:14).Cristo santifica a su Iglesia “habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra”. Además “la sustenta y la cuida” (Efesios 5:26 y 29).Cuando consideramos su actividad como Sumo Sacerdote y Abogado en el cielo, leemos: “Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Romanos 8:34). “Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1).Finalmente, él volverá y nos tomará consigo, porque él mismo dijo: “para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3). Él “transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya” (Filipenses 3:21).Y a todos los suyos que deban pasar por la muerte les hizo estas promesas: “Le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:40) y “los muertos en Cristo resucitarán primero” (1 Tesal. 4:16).

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Sabado, 29 de Marzo del 2008

Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.
Hebreos 9:27
El que en él (Jesús) cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Juan 3:18

¿Necesidad de Dios?

Un vecino me había dicho más de una vez: «Quizás usted tenga necesidad de Dios, pero yo no lo necesito». Cierta mañana lo hallaron muerto al pie de su cama.¡Qué terrible final! “Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?” (Job 14:10). El polvo vuelve a la tierra… y el espíritu vuelve a Dios (Eclesiastés 12:7). Este Dios, de quien mi vecino se apartó durante toda su vida, “tiene potestad en la tierra para perdonar pecados” (Mateo 9:6). Dicho de otro modo, mientras uno está con vida en la tierra, es necesario recibir su perdón… “Si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará” (Eclesiastés 11:3). Después de la muerte no hay ninguna esperanza de salvación para aquel que no creyó en Jesucristo.La Palabra de Dios enseña que hay un lugar de felicidad para aquellos que mueren habiendo depositado su fe en el Señor Jesús, es decir, habiendo reconocido su estado de pecado y creído en el sacrificio de Cristo. También hay un lugar de sufrimiento para aquellos que no creyeron.¿Es, pues, Dios duro y severo? No, él dio a su Hijo para nuestra salvación, y Cristo se ofreció a sí mismo. Los que no quieren saber nada de él se cierran ellos mismos la puerta del cielo. Pero aún hoy está abierta, y Dios le invita a aprovechar la oportunidad para ser salvo.

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Miercoles, 26 de Marzo del 2008

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 3:16
No haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo… Reconoce, pues, tu maldad (dice Dios).
Jeremías 3:12-13

¿Quieres ser salvo? (Juan 5:1-18)

Era día de fiesta en Jerusalén. La gente no se preocupaba por la multitud de enfermos y lisiados que gemían y esperaban la curación. Así va el mundo: la ruidosa alegría rodea con indiferencia el sufrimiento y la miseria.Jesús subió a Jerusalén y fue hacia los que sufrían. Se acercó a un paralítico y le preguntó: “¿Quieres ser sano?” (v. 6). ¿Por qué esta pregunta? Jesús no impone su gracia, sino que la ofrece a quien reconoce necesitarla verdaderamente. Y ese hombre tuvo que reconocer: “No tengo quien” me ayude.Reconocer la propia culpabilidad y total incapacidad ante Dios y contar sólo con él para ser salvo es lo que Dios, aún hoy, pide a todo ser humano. Jesús dijo al enfermo: “Levántate, toma tu lecho, y anda”. Quizás, en lugar de ese hombre, usted habría dicho: ¿Cómo me puedes pedir esto? Es precisamente lo que no puedo hacer. Pero el lisiado no razonó. Creyó la palabra de Jesús. Se levantó y caminó.Amigo, esta pregunta se dirige a usted: ¿Quiere ser salvo? No tiene a nadie que lo pueda socorrer, pero Jesús se acerca a usted y le ofrece la salvación. No vacile. Crea en su palabra, crea en él y será salvo.@poème:El buen pastor al verme perdido e infelizLlegando a donde estaba me trajo a su redil;Y al ver que Cristo me salvó,El cielo entero se alegró.

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Martes, 25 de Marzo del 2008

¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado.
Lucas 24:5-6

Jesús vive

No se puede negar la valentía de José de Arimatea y de Nicodemo para pedir el cuerpo del Señor, ni tampoco el afecto de esas mujeres de Galilea que iban al sepulcro de Jesús. Más que especias aromáticas y perfumes para embalsamarlo, más que una sábana limpia y un sepulcro nuevo, había amor, abnegación y lágrimas. María Magdalena lloraba sobre la tumba. Pedro y Juan rivalizaban de celo para correr hacia allí; los dos discípulos en el camino a Emaús conversaban acerca de Jesús y estaban tristes, pero cuando su misterioso compañero les hablaba de sí mismo mientras caminaban, sus corazones ardían. Aunque todas estas escenas eran demostraciones de afecto, los discípulos permanecían incrédulos al hecho de que su Señor había resucitado.Él no dejaría a sus discípulos hasta que hubiera hecho brillar en sus corazones y en sus conciencias la luz de ese gran misterio de la resurrección: Los dos de Emaús, al fin, reconocieron a Jesús, y, apresuradamente volvieron a Jerusalén para dar la gran noticia: “Ha resucitado el Señor verdaderamente” (Lucas 24:34).Al terminar ese primer día de la semana, el Señor se apareció a sus discípulos. Entonces la incredulidad de ellos se fue y “se regocijaron viendo al Señor” (Juan 20:20).“A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días” (Hechos 1:3).

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Lunes, 24 de MArzo del 2008

Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa… Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Lucas 19:5, 9-10

Jesús en la casa de Zaqueo

Zaqueo, cobrador de impuestos al servicio de los romanos, y por esa razón menospreciado por sus compatriotas judíos, deseaba ver a Jesús. Se habría contentado con verlo pasar; por eso se subió a un árbol que estaba al borde del camino. Le hubiera bastado un rápido vistazo en dirección a Jesús, mientras él mismo quedara oculto.¿Es suficiente para usted pasar un corto momento en una congregación, o la breve lectura de una hojita como ésta? No, es necesario un contacto personal con el Salvador, de corazón a corazón, para escuchar su voz.“Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa”, le dijo Jesús. Es una urgente necesidad que no admite ninguna espera. Zaqueo no debía conformarse con esa furtiva mirada, necesitaba un encuentro personal con el Salvador.Si Jesucristo entra en nuestra vida, trae la salvación. Esto fue lo que él mismo declaró a Zaqueo, quien pensaba, quizás, que debía hacer valer sus buenas obras, diciendo: “La mitad de mis bienes doy a los pobres”. Pero Jesús le dijo: “Hoy ha venido la salvación a esta casa”. Lo que importa, ante todo, es recibir la salvación que el Salvador ofrece, recibir su gracia y su perdón.Sólo Jesús y el valor de su sangre derramada en la cruz pueden asegurar la salvación eterna a cada uno de los que creen en él.
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Domingo, 23 de Marzo del 2008

Determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que viniesen a celebrar la pascua al Señor Dios de Israel, en Jerusalén; porque en mucho tiempo no la habían celebrado al modo que está escrito.
2 Crónicas 30:5

La celebración de la Pascua

El versículo de la fecha habla de la celebración de la Pascua por el Rey Ezequías. ¿Por qué el pueblo de Dios había dejado de celebrar la Pascua durante tanto tiempo? ¿Fue algo casual o una lenta decadencia del pueblo que Dios había sacado de la esclavitud?Cuando se trata de un acontecimiento repentino, primero uno se asusta, luego reflexiona y actúa lo mejor que puede. Pero este no fue el caso en aquel entonces, después del tiempo floreciente de Israel. Así ocurrió también con la decadencia del cristianismo. Ésta empezó desde el primer siglo y ha proseguido hasta hoy; no fue algo que sobrevino de repente.No se puede tomar la Cena en cualquier parte, donde nos parezca bien. Según el pensamiento de Dios, sólo existe un lugar donde puede ser celebrada. En el tiempo del Antiguo Testamento era un sitio geográfico: Jerusalén. Hoy, en el tiempo de la gracia, es un «espacio espiritual»: allí donde el Señor Jesús tiene toda autoridad y todos los derechos mediante su Palabra y su Espíritu, es decir, en su “mesa” (1 Corintios 10:21). El lugar donde Dios quería morar en el Antiguo Testamento corresponde hoy a aquel donde los creyentes se reúnen en el nombre del Señor Jesús (Mateo 18:20), se inclinan ante su Palabra y se dejan guiar por el Espíritu Santo. Lector, busque este lugar y responda al deseo del Señor: “Haced esto en memoria de mí”.

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Jueves, 20 de Marzo del 2008

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo (Jesús), que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
Juan 1:18

Encuentro con Jesucristo

Una creyente cuenta su conversión:«Cierta noche, al leer por primera vez el evangelio de Juan, supe que Jesucristo está vivo. No es un lejano personaje que existió hace dos mil años, sino alguien real e incomparable. Cada uno de sus hechos y palabras tiene importancia, no sólo porque revela la causa del desorden que reina con toda evidencia en este mundo, sino también porque se dirige a mí personalmente.Al proseguir mi lectura del evangelio, me di cuenta de que Jesús me conoce hasta lo más profundo de mi ser. Nada queda oculto ante sus ojos; ninguna pregunta, ninguna aspiración, ninguna de esas feas escenas de egoísmo que se desarrollan en mi pequeña cabeza… Tenía una sensación de incomodidad, sin embargo yo no deseaba huir… Cuando llegué a la petición de Felipe: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta” (Juan 14:8), me estremecí. ¿No era ésa mi duda de siempre? Al principio la respuesta de Jesús me desconcertó: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). De repente comprendí que lo que me había atraído a Jesús es que él revela perfectamente a Dios. Algunos días después, al leer el relato de la muerte de Jesús, sentí como un shock al ser consciente de que él murió por mí. Me ofrecía su perdón y el don de la vida eterna. Un intenso sentimiento de gozo me invadió. Esta era la verdadera libertad a la cual había aspirado tanto».

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Martes, 11 de Marzo del 2008

Así dijo el Señor: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé.
Isaías 49:8

Jesús, llamándolos (a los niños), dijo:… de los tales es el reino de Dios.
Lucas 18:16

El cumpleaños

La siguiente historia tuvo lugar en Rusia, en los años 70. Esa noche Liuba festejaba sus cinco años. Su padre estaba en la cárcel a causa de su fe. Desde hacía algunos días su madre pensaba cómo podría orientar ese día para que los niños sintieran menos dolorosamente la ausencia de su papá. Sólo podía ofrecerles patatas con un pedacito de tocino. Felizmente recibieron una carta de su padre. Antes de empezar la cena, se dirigieron al Señor: «Señor Jesús, oró la pequeña Liuba, cuida de nuestro papá para que vuelva bien de salud. Bendice también a mamá. Cuando papá estaba con nosotros, siempre nos traía chocolate para nuestro cumpleaños. Contamos contigo para que nos lo mandes. Amén». Los mayores se rieron de su hermanita, pero la mamá mandó que dejasen de reír. De repente se oyó golpear a la puerta. ¿Quién podría llegar a esa hora tardía? Era un viejo amigo. Contó cómo se sintió impelido sin saber por qué, a ir al almacén para comprar una tableta de chocolate y llevársela. «¡Hurra! –exclamó Liuba–. Jesús contestó a mi oración. ¡Gracias, Señor!». Estupefacto, el amigo escuchó feliz.Dos semanas más tarde, el papá leía a sus compañeros de prisión una carta de su mujer en la que evocaba el cumpleaños de Liuba. Esta misiva les traía un consuelo y una nueva razón para esperar. Les mostraba el poder de un Dios que vela, hasta en los detalles más pequeños, sobre aquellos que confían en él, y particularmente en los momentos difíciles.

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Sabado, 08 de Marzo del 2008

¿Has conocido tú las diferencias de las nubes, las maravillas del Perfecto en sabiduría? ¿Supiste tú las ordenanzas de los cielos? ¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?
Job 37:16; 38:33

¿Catástrofes apocalípticas?

«Las altas temperaturas, las lluvias torrenciales, los fríos siberianos, los huracanes… Los
cataclismos que conoció el planeta estos últimos años, ¿son signos precursores de un cambio radical del clima? ¿Son las primeras manifestaciones indiscutibles del recalentamiento del planeta debido al efecto invernadero? ¿Estamos solamente al principio de las catástrofes? En todas partes del mundo los meteorólogos se formulan estas preguntas y contestan afirmativamente» (leído en una revista de enero de 2000).El cristiano sabe que Dios es el gran artesano de la creación y que “todas las cosas en él subsisten” (Colosenses 1:17). ¡Qué poder, qué sabiduría y qué grandeza la de nuestro Dios! Sí, el Creador se interesa por su criatura. Si a veces le habla por medio de catástrofes, es para despertar su atención, así como lo hacemos nosotros con alguien que duerme en una casa en llamas.Por la inteligencia que Dios dio a los hombres, les revela algunos de sus caracteres en el «libro» de la creación (la naturaleza que nos rodea): “su eterno poder y deidad” (Romanos 1:20). Pero para responder a las profundas necesidades del ser humano, para apaciguar sus inquietudes, Dios habló en otro libro: la Biblia. En ella muestra su amor infinito hacia su criatura. Para salvarla, entregó a su propio Hijo, Jesucristo. Él es el único camino por el que podemos acercarnos a Dios.

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Viernes, 07 de Marzo del 2008

Con amor eterno te he amado.
Jeremías 31:3
Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Romanos 5:8

Dios lo ama

Un creyente ofreció un folleto a un transeúnte, quien en seguida leyó el título en alta voz: «Dios lo ama». Y luego le respondió: ¡Oiga… A Dios no le pedí nada!A ese hombre, el amor de Dios no le interesaba. Pensaba que no lo necesitaba y que Dios no debía molestarlo, mientras él mismo no se lo pidiese.Sin embargo es muy cierto, Dios nos ama, Él ama al lector. Si hubiese esperado a que nosotros lo llamáramos, no obraría con amor sino con lástima, o como asistiendo a una persona que se halla en peligro. Además no lo habríamos llamado. Pero él nos ama sin que le hayamos pedido nada, porque sabe que no podemos arreglárnoslas por nosotros mismos. Ve que en el fondo usted no es feliz, no está satisfecho ni tan seguro de sí mismo como lo cree. Él lo ama sin que usted lo haya merecido, tal como es, de manera totalmente desinteresada y porque realmente desea su bien.¿Cómo se puede saber que Dios nos ama? ¡Porque nos dio la prueba de ello! Él envió a su Hijo Jesucristo a este mundo, quien murió crucificado como un culpable en nuestro lugar. “Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros” (Efesios 5:2). Y esto para que ahora podamos conocerle, hablarle, escucharle y estar con él en una felicidad sin fin. Demostró, pues, que no sólo nos amaba, sino que su amor es infinito, inigualable y eterno. Sí, Dios le ama. Acepte esta verdad y déle las gracias por su amor, que hizo que viniese a salvarlo.

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Jueves, 06 de Marzo del 2008

A ti (Dios) agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.
Isaías 38:17
El Señor me salvará.
Isaías 38:20
La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
1 Juan 1:7

Liberado de la culpabilidad

Thierry, de 35 años de edad, estaba desalentado. Creyente desde hacía varios años, atravesaba un período difícil. Se sentía frágil, encerrado en sí mismo y muy débil frente a las tentaciones, lo que lo entristecía profundamente. Además se acordaba sin cesar de las faltas de su vida pasada. Él explicó a un amigo creyente: –Soy cristiano, pero en el fondo ante todo soy pecador, y Dios me lo hace sentir. Entonces su amigo le leyó en su Biblia: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Luego le preguntó: –¿Piensas que este versículo es verdad? –Por supuesto que sí; ¡está en la Biblia! –Pero, ¿es verdad para ti? ¿Es válido para ti? Thierry reflexionó. No se atrevía a decir no, y si decía sí, significaba que Dios ya lo había perdonado. Súbitamente la luz brilló en su espíritu y él contestó en voz baja, casi tímidamente, pero con un nuevo gozo: –Sí, este versículo es válido para mí, y ya no tengo que atormentarme por mis antiguos pecados:–Ves, Thierry, nunca debes pensar que Dios sigue teniendo en cuenta tus pecados, si se los has confesado. Dios perdona y lo hace con perfecta justicia, porque Jesús cargó con tus pecados en la cruz. Ya no eres más un acusado, sino un justo. Estás perfectamente purificado ante Dios. Recibiste una nueva vida, la vida eterna.

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Miercoles, 05 de Marzo del 2008

La semilla es la palabra de Dios… la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.
Lucas 8:11 y 15

La siembra de la Palabra de Dios

Mientras una joven maestra de escuela, hospedada por una familia cristiana, hacía un reemplazo en una pequeña aldea aislada, tuvo la oportunidad de oír el mensaje del Evangelio. Más tarde, al enterarse del fallecimiento de la madre de ese hogar, escribió a sus antiguos amigos: «Por medio de su mamá conocí el amor de Jesús, el Salvador, y luego aprendí a amarlo».Después, al pasar por la prueba de una grave enfermedad, esa maestra aún daba testimonio de una viva fe: –Siempre siento la presencia de Dios cerca de mí, y a menudo le hablo. Leo mi Biblia. Ella me trae fuerza, consuelo, esperanza y paz del espíritu…». Si como esta persona hemos sido puestos en contacto con la divina semilla de la Palabra de Dios, ¿recibimos también el mensaje del Evangelio? ¿Confesamos nuestra culpabilidad ante Dios y por la fe comprendimos el valor del sacrificio de Cristo? Sólo podremos llevar verdadero fruto para Dios con esta condición. “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores”. El que “persevera en ella… éste será bienaventurado en lo que hace” (Santiago 1:22, 25).Pero si hasta hoy hemos descuidado los llamados de la gracia de Dios, prestemos atención a estas solemnes palabras de la Escritura: “Dios… ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia” (Hechos 17:30-31).

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