Viernes, 30 de Noviembre del 2007

y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,
Ni desmayes cuando eres reprendido por él;

Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo.
Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.

Hebreos 12: 3-13

Disciplina

Cuando enfrentamos dificultades y desaliento, es muy fácil perder la perspectiva global. Pero no estamos solos; hay ayuda. Muchos han logrado vencer a lo largo de la vida y en forma constante y en circunstancias mucho más difíciles de las que estamos experimentando. El sufrimiento es el campo de adiestramiento para alcanzar la madurez cristiana. Desarrolla nuestra paciencia y convierte en agradable nuestra victoria final.
Estos lectores enfrentaban tiempos difíciles de persecución, pero ninguno de ellos todavía había muerto por su fe. Como todavía estaban vivos, el escritor les exhorta a continuar su carrera. Así como Cristo no se rindió, tampoco ellos debían rendirse.
¿Quién ama más a sus hijos, el padre que les permite hacer lo que les causa daño o el que los corrige, disciplina y castiga para ayudarles a aprender lo que es correcto? Nunca es agradable ser corregido y disciplinado por Dios, pero su disciplina es un indicio de su amor profundo por nosotros. Cuando Dios le corrige, tómelo como una prueba de su amor y pídale que le muestre lo que está tratando de enseñarle.

Podemos responder a la disciplina de diversas formas:
(1) aceptarla con resignación;
(2) aceptarla con compasión de sí mismo, pensando que en realidad no lo necesitamos;
(3) resentirnos y ofendernos con Dios por eso; o
(4) aceptarla con gratitud, como la actitud apropiada hacia un Padre amoroso.
Dios no es sólo un padre que disciplina sino también un instructor exigente que nos estimula a alcanzar lo máximo y demanda una vida disciplinada. Aunque pudiéramos no sentirnos lo bastante fuertes como para alcanzar la victoria, sentiremos la capacidad para continuar a medida que seguimos a Cristo y dependemos de su fortaleza. Así podemos usar nuestras crecientes fuerzas para ayudar a quienes están cerca de nosotros que son débiles y que están luchando.

Ps. Martha Huarsaya
Lima - Perú

La Biblia en un Año: Ezequiel 14:1-16:43 - 1 Juan 2:7-29

Jueves, 29 de Noviembre del 2007

Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.
2 Timoteo 3:12


No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer.
Lucas 12:4

Perpetua (siglo II)

Perpetua tenía 22 años de edad. Su madre era cristiana y su padre pagano. Habitaba en Cartago, ciudad de Tunisia. Tenía un hijo de meses cuando fue detenida por orden del emperador Séptimo Severo, porque era cristiana.
Su anciano padre, quien la amaba mucho, en cuanto lo supo vino a suplicarle que renunciara a su fe. Mas Perpetua se negó. Trataron de hacerla ceder concediéndole algunos favores: le aliviaron sus tormentos y le trajeron a su hijo. En vísperas del proceso, su padre volvió a visitarla, diciéndole: –Hija mía, ten piedad de mis cabellos blancos. No me expongas al dolor y a la vergüenza de verte morir en un anfiteatro. Se echó a los pies de su hija y lloró.
En el momento del interrogatorio, cuando la sala de audiencia estaba llena, el padre corrió hacia la acusada llevando a su pequeño niño en los brazos. Le suplicó renegar de su fe. El mismo juez le dijo:
–Ten piedad de tu padre y de tu hijo. Ofrece un sacrificio al emperador. –No puedo porque soy cristiana:
–¿Eres cristiana?–Sí, lo soy. Perpetua fue condenada a ser echada a las fieras del circo el día en que el emperador daría una fiesta. Ese día no tardó en llegar. Perpetua fue llevada al suplicio con otros mártires. Antes de morir se abrazaron; pronto estarían con Jesús.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
La Biblia en un Año: Ezequiel 11:13-13:23 - 1 Juan 1:1-2:6

Miercoles, 28 de Noviembre del 2007

Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 3:14-15

La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
1 Corintios 1:18

Dios responde a su manera

Los israelitas liberados de la esclavitud de Egipto atravesaban el desierto de la península del Sinaí. Aunque estaban protegidos de múltiples peligros y milagrosamente alimentados, a menudo se quejaban de su Dios. Por eso, como castigo, Dios les envió unas serpientes cuya mordedura era mortal (Números 21:4-9). Entonces el pueblo reconoció su ingratitud y pidió a Moisés: “Ruega al Señor que quite de nosotros estas serpientes”. Moisés oró, pero Dios no quitó las serpientes. Sin embargo, Dios deseaba salvar a su pueblo de esa plaga, pero era necesario que cada israelita tuviera fe. Entonces dijo a Moisés: “Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá” (v. 8). Quizás algunos israelitas se quejaron, diciendo: –¿Nos harán creer que al mirar un pedazo de bronce fijado en un asta vamos a curarnos? Si Dios quiere salvarnos, hay un solo medio: ¡que retire las serpientes! Sin embargo, “cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía” (v. 9).Muchos siglos más tarde, Dios dio un medio universal de salvación: la muerte de Cristo en la cruz a favor de los que creen. Algunos cuestionan el valor de este medio para ser perdonado, pero sólo quienes lo aceptan hallan la paz con Dios.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)


La Biblia en un Año: Ezequiel 8:1-11:12 - 2 Pedro 3:1-18

Martes, 27 de Noviembre del 2007

Buscad la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Aseguraos de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos.
Hebreos 12:14-15

La Santidad

Los lectores conocían el ritual de la limpieza que los preparaba para la adoración, y sabían que debían ser «santos» o «limpios» a fin de poder entrar en el templo. El pecado siempre obstaculiza nuestra visión de Dios; por lo tanto, si queremos ver a Dios, debemos obedecerle y renunciar al pecado (véase Salmo 24.3, 4). Vivir en santidad armoniza con vivir en paz. Una buena relación con Dios conduce a una buena relación con la comunidad de creyentes. Aunque no siempre vamos a sentir amor por todos los creyentes, debemos buscar la paz a medida que logramos ser más semejantes a Cristo.

Así como una raíz pequeña crece hasta convertirse en un gran árbol, la amargura brota en nuestro corazón y eclipsa aun nuestras más profundas relaciones cristianas. Una «raíz de amargura» se apodera de nosotros cuando permitimos que los desacuerdos crezcan hasta volverse resentimiento, o cuando alimentamos rencores por heridas pasadas. La amargura trae consigo celos, disensiones e inmoralidad. Cuando el Espíritu Santo llena nuestra vida, puede sanar la herida que causa la amargura.

Ps. Martha Huarsaya
Lima - Perú

La Biblia en un Año: Ezequiel 4:1-7:27 - 2 Pedro 2:1-22

Lunes, 26 de Noviembre del 2007

A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Juan 1:12-13

¿Es usted cristiano, un hijo de Dios?

Uno no llega a ser cristiano como se entra en un club, pagando su cuota y adhiriéndose a las reglas establecidas. Ser cristiano no es ser un humanista, es decir, creer en el hombre y no en Dios. Se puede lograr las virtudes cristianas del amor y de la solidaridad, consagrarse a causas humanitarias, aun considerar a Jesús como un admirable modelo de bondad, altruismo y abnegación… pero pasar al lado de lo esencial.¿Qué es, pues, lo esencial? Lo esencial es creer lo que Dios dice. ¿Y qué es lo que dice?Dios creó al hombre inocente, y ambos tenían comunión. Por su desobediencia, el hombre rompió esa relación, llegó a ser pecador y adquirió una conciencia que le permite discernir entre el bien y el mal. Esta conciencia le recuerda que estando separado de Dios no puede ser feliz. Pero la conciencia puede estar dormida y hasta endurecida. He aquí un test para conocer su estado: ¿Qué me dice ella a propósito del pecado? ¿Me reconozco realmente pecador y culpable ante Dios?Jesús dijo: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mateo 9:13). Cristo amó a los pecadores hasta el punto de cargar con sus pecados. “Fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación. Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 4:25; 5:1).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

La Biblia en un Año: Ezequiel 1:1-3:27- 2 Pedro 1:1-21

Domingo, 25 de Noviembre del 2007

Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora.
Romanos 8:22

Toda la creación gime(Leer Romanos 8:22-27)

Le animamos a que busque cuántas veces aparece la palabra “sabemos” en las distintas cartas del Nuevo Testamento. Esa palabra sólo puede salir de la boca de un cristiano.El hombre sin Dios se enorgullece mucho de su ciencia. Por medio de la investigación trata de averiguar todo. Pero el cristiano más sencillo lleva dentro de sí una fuente de conocimiento que los sabios de este mundo desconocen. Por el Espíritu de Dios que mora en él, comprende la situación verdadera en la cual se encuentra la creación. Siente la angustia, el gemido de la creación. Esto lo vemos, por ejemplo, en el reino animal, donde el débil y enfermo no tiene posibilidad de sobrevivir; o también el reino vegetal, donde las cosas hermosas duran muy poco. Esa brevedad es un grito que clama por una nueva creación. Estos gemidos se comparan aquí con una mujer que tiene dolores de parto y está a punto de dar a luz una nueva vida. Estos dolores de parto indican el nuevo nacimiento de la creación. En Mateo 19:28 el Señor Jesús habla de “la regeneración” refiriéndose a este hecho: “Y Jesús le dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria…”. Entonces el Hijo del Hombre (el Señor Jesús) se sentará en el trono de su gloria y gobernará todo de tal manera que la creación cumpla su objetivo. Y este objetivo es que la creación sea una bendición para el hombre y que disfrute de ella.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

La Biblia en un Año: Daniel 11:36-12:13,2 Crónicas 36:9-21,2 Reyes 24:8-25:26 - 1 Pedro 4:12-5:14

Sábado, 24 de Noviembre del 2007

Tú eres el mismo, y tus años no se acabarán.
Salmo 102:27

El mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
1 Juan 2:17

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Eclesiastés 3:1

El dueño del tiempo

«Cada segundo cuenta». Con estas palabras se abre, en Internet, un pequeño y absurdo juego titulado: «El reloj de la muerte». Usted da a la computadora su fecha de nacimiento, ella calcula la de su muerte según estadísticas e indica la cantidad de segundos que le quedan por vivir… ¡para animarle a vivir intensamente cada uno! «El tiempo es oro». Este dicho caracteriza a nuestra época en la que cada uno quiere aprovechar la vida de la mejor manera posible. No se debe perder ningún segundo. Una temeraria sociedad de transportes urgentes aun tomó como divisa: «Los dueños del tiempo». El único dueño del tiempo es Dios. Él es el único que no cambia, el Eterno, siempre el mismo. Él creó todas las cosas, incluido el tiempo. ¿Cómo ser dueño del tiempo? ¿Cómo ser librado del frenesí de la vida… antes que la muerte detenga nuestros proyectos? Hay una única solución: demos lugar a Jesús en nuestra vida. Él venció la muerte y vive eternamente. Por la fe podemos estar unidos a él. Ya en la tierra cada segundo de la vida del creyente puede ser valioso, pleno, eficaz, y al mismo tiempo tranquilo, sereno. Para esto, busquemos la paz interior que Jesús nos da; sólo entonces sabremos emplear bien nuestro tiempo.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

La Biblia en un Año: Daniel 9:20-11:35 - 1 Pedro 3:13-4:11

Viernes, 23 de Noviembre del 2007

Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.
Salmo 39:7

Experiencias de un detenido

Durante un asalto, T.J. mató a una persona. Por eso ahora está en la cárcel. Así describe su vida:«No era capaz de renunciar a nada. Quería tener todo lo que prometía placer y distracción. Además, cada vez me volvía más agresivo y extraño. Al mismo tiempo, mi corazón se volvía más frío y vacío. El fin de mi miserable carrera fue terrible: el asesinato de una persona. Poco después me detuvieron y me llevaron a donde merecía: a la cárcel. Hasta esto lo tomé con calma. Quizá se me veía como un tipo frío y atrevido, pero en el fondo de mi corazón era frágil y tierno. Buscaba amor, pero no lo encontraba. Me hundí en la autocompasión y traté sin éxito de suicidarme.Entonces creció algo nuevo en mí. Preso de temor e intranquilo, empecé a leer el Nuevo Testamento. El mensaje de Jesucristo me dio esperanza. Así, por fin llegó el día en que me volví a Dios. Ocurrió durante un servicio dominical. Por miedo y orgullo, no mostré nada de mis sentimientos ni de mi encuentro con Jesucristo en presencia de los demás detenidos.Pero en mi celda lloré como un niño cuando se abandona a los brazos de su padre y le confiesa su gran culpa.Desde entonces tengo una nueva meta en mi vida. Su Palabra me dice que la sangre del Señor Jesús perdona todo pecado (esto también incluye los pecados graves). Procuro seguir a Jesús y confiar plenamente en él. Nunca lamentaré esta decisión».

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

La Biblia en un Año: Daniel 7:15-9:19 - 1 Pedro 2:18-3:12

Jueves, 22 de Noviembre del 2007

Jesús dijo: El que cree en mí… de su interior correrán ríos de agua viva.
Juan 7:38
Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Juan 8:12

Una pequeña luz en un lugar melancólico

Fui a pasar un rato con mis hijos al hogar de ancianos del barrio. Mi pequeña hija se acercó con amabilidad a una abuela de aspecto un poco triste, cuyo rostro repentinamente se iluminó con una hermosa sonrisa. Quizá pensó en una de sus nietas a quien le gustaría ver más a menudo. Otra visitante va regularmente a ese lugar para reconfortar a los que se sienten solos. Aunque encorvada por los años, parece incansable. Es una abnegada cristiana: su gentil sonrisa trae el mensaje del Dios de gracia. Se acerca a los ancianos solitarios en nombre de Aquel que se define a sí mismo como “Padre de misericordias y Dios de toda consolación” (2 Corintios 1:3). Ella vive sola, pero sabe que Dios no la abandona. ¿No prometió en su Palabra : “Hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo”? (Isaías 46:4). “Él es quien… rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” (Salmo 103:4-5). La benévola presencia de la visitante recuerda a cada uno que Dios no olvida a ninguno de los más desprovistos de bienes y de compañía: “Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas… correrán, y no se cansarán” (espiritualmente hablando; Isaías 40:31).Aun cuando la edad es avanzada, estemos seguros de que nunca es demasiado tarde para volvernos a él.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

La Biblia en un Año: Daniel 5:17-7:14 - 1 Pedro 1:22-2:17

Miercoles, 21 de Noviembre del 2007

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Juan 14.1-6

Jesús el unico Camino

Hay unos pocos versículos en las Escrituras que describen la vida eterna, pero estos pocos están llenos de promesas. Aquí Jesús dice: «Voy, pues, a preparar lugar para vosotros», y «vendré otra vez». Podemos aguardar con expectativa la vida eterna porque Jesús la ha prometido a todo aquel que cree en Él. Aunque los detalles de la eternidad se desconozcan, no es necesario que temamos porque Jesús está haciendo los preparativos y pasará la eternidad con nosotros.
Este es uno de los pasajes más básicos e importantes de las Escrituras. ¿Cómo conoceremos el camino hacia Dios? Únicamente a través de Jesús. Él es el camino porque es a la vez Dios y Hombre. Al unir nuestras vidas a la de Él, nos unimos con Dios. Confíe que Jesús lo llevará al Padre y que todos los beneficios de ser hijo de Dios serán suyos.
Por ser el camino, Jesús es nuestra senda al Padre. Por ser la verdad, es la realidad de todas las promesas de Dios. Por ser la vida, une su vida divina a la nuestra, tanto ahora como eternamente.
Ps. Martha Huarsaya
Lima - Perú
La Biblia en un Año: Daniel 4:1-5:16 - 1 Pedro 1:1-21

Martes, 20 de Noviembre del 2007

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
1 Juan 1:9

¿Se puede perder la salvación?

El que cree en el Señor Jesucristo no será juzgado por Dios; es salvo y liberado del juicio. Recibe gratuitamente la salvación. Para él es un gran gozo. ¿Se puede perder esta salvación, como algunos dicen? Si nuestra salvación dependiera de nuestra conducta, ¿quién podría ser salvo? Antes de seguir nuestros propios pensamientos, escuchemos lo que declara la Palabra de Dios.Cristo, quien se designa a sí mismo como el buen Pastor, dijo: “Mis ovejas… no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:27-29). ¿Quién podría arrancarnos de la poderosa mano de Jesús? Él venció al diablo, quien detentaba ese poder sobre la muerte (Hebreos 2:14). En la oración que nuestro Señor dirigió a Dios antes de sufrir en la cruz, ¡cuántas veces repitió la expresión “los que me diste”! (Juan 17). Lo que el Padre dio al Hijo, ¿podría serle quitado?¿Significa esto que después de haber creído uno puede hacer lo que quiera? Si manifestáramos estas actitudes, sería la prueba de que la vida divina está ausente. Un creyente que cometió un pecado se siente incómodo en la presencia de Dios y pierde, no su salvación, sino el gozo de ser salvo. El Espíritu Santo que está en él lo llevará a confesar su falta a Dios. Por eso, para que sigamos gozando de la alegría de nuestra salvación, procuremos que nuestra conducta sea digna de aquel que nos rescató a gran precio.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

La Biblia en un Año: Daniel 2:25-3:30 - Santiago 5:7-20

Lunes, 19 de Noviembre del 2007

No haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice el Señor, no guardaré para siempre el enojo. Reconoce, pues, tu maldad.
Jeremías 3:12-13


¿Cómo hallar la paz de la conciencia?

En Lucas 18, el Señor Jesús cuenta una parábola acerca de dos hombres que subieron al templo de Jerusalén. El primero, satisfecho de sí mismo, agradecía a Dios por no ser como los demás hombres, quienes según él eran ladrones, injustos, adúlteros. El segundo hombre hacía un trabajo menospreciado en aquellos tiempos: era recaudador de impuestos para los romanos. Éste temía acercarse y se golpeaba el pecho, diciendo: “Dios, sé propicio a mí, pecador”. Entonces Jesús dijo a sus discípulos que este hombre volvió a casa “justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido” (v. 14).No se trata de saber cuál obró mejor o peor, sino de preguntarse cuál tomó la posición adecuada ante Dios. El primero, seguro de sí mismo, esperaba una recompensa: se enorgullecía de su buena moralidad. El segundo lloraba sobre su indignidad: sabía que había pecado y temía volver a hacerlo. No contaba con sus propios méritos, sólo esperaba en Dios. El primero creía tener derecho a la estima de Dios; el segundo confiaba en Dios, quien lo justifica.Y usted, estimado lector, ¿qué posición tomó ante Dios? ¿La de un ser humano honesto que se esfuerza por agradar a Dios? Si es así, permítanos decirle que a los ojos de Dios esto no es suficiente. En cambio, si usted toma ante el Dios santo el lugar de un pecador perdido, puede confiar sin temor en ese Dios Salvador.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

La Biblia en un Año: 2 Crónicas 36:1-8,2 Reyes 23:31-24:7,Daniel+1:1-2:24 - Santiago 4:1-5:6

Sábado, 17 de Noviembre del 2007

Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;

Hebreos 13.5


¿Cómo podemos aprender a contentarnos?

No vivan preocupados por tener más dinero. Estén contentos con lo que tienen, porque Dios ha dicho en la Biblia:"Nunca te dejaré abandonado".

Por eso, podemos repetir con toda confianza lo que dice la Biblia: "No tengo miedo. Nadie puede hacerme daño porque Dios me ayuda".Piensen en los líderes que les
anunciaron el mensaje de Dios, pues ellos vivieron confiando en Dios. Piensen mucho en ellos y sigan su ejemplo. Jesucristo nunca cambia: es el mismo ayer, hoy y siempre.

Esfuércese por vivir con menos en lugar de desear más; despréndase de sus bienes en vez de querer acumular. Deléitese con lo que tiene en lugar de estar resentido por lo que se está perdiendo. Contemple el amor manifestado por Dios en lo que Él ha provisto y recuerde que el dinero y los bienes pasarán. (Véase Filipenses 4.11 para más sobre el contentamiento y 1 Juan 2.17 sobre la futilidad de nuestros deseos terrenales.)

Nos sentimos contentos cuando disfrutamos de la provisión de Dios para satisfacer nuestras necesidades. Los cristianos que se convierten en materialistas dicen con sus acciones que Dios no es capaz de cuidar de ellos, o que al menos Él no quiere cuidarlos en la forma que quisieran. La inseguridad puede conducir al amor al dinero, sin que importe que seamos ricos o pobres. El único antídoto es confiar en Dios para suplir todas nuestras necesidades.

Si usted es cristiano, tiene una gran deuda con quienes le enseñaron y fueron ejemplos de lo que usted necesitaba saber del evangelio y de cómo llevar la vida cristiana. Continúe los buenos ejemplos de quienes han invertido parte de ellos mismos en usted en la evangelización, el servicio y la educación cristiana.

A pesar de que los líderes humanos tienen mucho que ofrecer, debemos fijar nuestros ojos en Cristo, nuestro guía supremo. A diferencia de los líderes humanos, Él nunca cambiará. Cristo ha sido y será el mismo por siempre. En un mundo cambiante podemos confiar en nuestro Señor que no cambia.

Ps. Martha Huarsaya
Lima - Perú

La Biblia en un Año: Lamentaciones 2:1-3:38 - Santiago 2:1-26

Viernes, 16 de Noviembre del 2007

¿Con qué me presentaré al SEÑOR Y me postraré ante el Dios de lo alto? ¿Me presentaré delante de El con holocaustos, Con becerros de un año? ¿Se agrada el SEÑOR de millares de carneros, De miríadas de ríos de
aceite? ¿Ofreceré mi primogénito por mi rebeldía, El fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, Sino sólo practicar la
justicia (el derecho), amar la misericordia (lealtad), Y andar humildemente con tu Dios?

Miqueas 6: 6–8

Estos versículos son la respuesta de Israel a los cargos que le imputa Jehová; en ellos se arguye ignorancia y se le pregunta a Jehová sobre lo que considera aceptable. La respuesta explícita es que nada se considera aceptable si no se hace justicia, se ama la misericordia y se acepta la voluntad de Dios; o sea, si no se mantiene una correcta relación con Dios y con el prójimo (v. 8)
Israel respondió a la petición de Dios tratando de apaciguarlo con sacrificios, esperando que los dejara en paz. Pero los sacrificios y otros rituales no bastan, Dios quiere cambiar nuestras vidas. Quiere que su pueblo sea justo, recto, misericordioso y humilde. Dios quiere que seamos sacrificios vivos (Romanos 12.1, 2).
No solo que realicemos actos religiosos, sino que vivamos correctamente (Hebreos 9.14). ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
Es imposible vivir una vida así de firme sin el amor transformador de Dios en nuestros corazones. Las personas han probado todas las formas posibles de agradar a Dios (6.6, 7), pero Él dejó en claro sus deseos: quiere que su pueblo sea justo y misericordioso y que camine humildemente con Él. En sus esfuerzos para complacer a Dios, examine esas áreas con regularidad. ¿Es usted justo en su trato con la gente? ¿Muestra misericordia con aquellos que le hacen daño? ¿Está usted aprendiendo a ser humilde? Solo los que obedezcan a Dios, porque quieran complacerlo, viven en una relación adecuada con Él.

1. Mantente honesto en todo lo que hagas;
2 Ama la fidelidad con compasión;
3. Comprométete a vivir en sumisión a tu Dios.
4. Se fiel en todo para con Dios.
Adopta las cuatro probadas virtudes de la vida cristiana: justicia, misericordia, humildad y fidelidad.

Ps. Martha Huarsaya
Lima - Perú

Jueves, 15 de Noviembre del 2007

El Espíritu… del Señor está sobre mí… me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón… a consolar a todos los enlutados… a ordenar que a los afligidos… se les dé gloria en lugar de ceniza… manto de alegría en lugar del espíritu angustiado.
Isaías 61:1-3

Una cárcel transformada

Un predicador africano llamado Jacobo se preocupaba por sus hermanos en la fe, que eran perseguidos en Mozambique, el país vecino. Allí los creyentes eran echados a la cárcel y las Biblias eran quemadas. Jacobo salió de su país para ir a visitarlos y alentarlos, pero fue detenido en un puesto de control. Los soldados le confiscaron todas sus pertenencias: su vehículo, sus objetos personales, su dinero y sus Biblias. Le hicieron subir a un furgón y lo llevaron a un centro de detención. Allí soportó un largo interrogatorio y luego fue encerrado en una celda sucia donde se hallaban otros prisioneros hambrientos.En seguida Jacobo se dio cuenta de que estos detenidos no tenían ninguna esperanza. Padecían no sólo hambre física, sino también hambre espiritual. Jacobo no podía satisfacer la primera, pero procuró responder a la segunda.Les habló del amor de Jesús y del perdón de Dios. Varios de ellos quedaron impresionados; reconocieron sus faltas y aceptaron a Jesús como su Salvador. Después de algunas semanas, la celda oscura, sucia y maloliente se transformó en un lugar luminoso. Ya no se oían blasfemias, sino cantos de alabanzas al Señor. Semejante cambio llevó a dos guardianes a convertirse también a Cristo.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

Biblia en un Año: Jeremías 51:1-58 - Hebreos 13:1-25

Miercoles, 13 de Noviembre del 2007

Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Juan 4:10
Aspiración a la perfección

Al final de su vida, el pintor Georges Rouault (1871-1958) destruyó muchas de sus obras que se habrían podido vender por una suma considerable. A lo largo de su carrera había buscado una expresión cada vez más refinada de la hermosura, y al final no quiso dejar tras sí nada mediocre ni nada inmoral.Así era el artista y así es el hombre que a menudo busca cierta perfección. Sin embargo, cuando el ser humano tiene éxito en sucesivos proyectos, se da cuenta de que en él hay una exigencia de superarse que ninguna realización personal o colectiva consigue colmar. La diferencia entre sus obras y sus aspiraciones está en el origen de nuevos proyectos. Pero la distancia subsiste y nunca puede ser enteramente suprimida. En el fondo, el hombre sabe que es un ser finito y quisiera lo infinito. Esta aspiración a la perfección, ¿no es un indicio indirecto de la existencia de Dios y una necesidad de contacto con él?Pero, ¿cómo conocer a Dios? No a través de nuestros sentidos naturales ni de nuestros razonamientos, sino por la fe. Dios es más grande que nuestra razón. La Biblia nos dice que es invisible, pero se revela a quien recibe su Palabra. Ella convence y produce el “sí” de la fe. No sólo nos da la seguridad de la existencia de Dios, sino también la de la salvación, haciéndonos conscientes de su presencia cerca de nosotros. Mediante la Biblia, Dios se revela como aquel que apaga nuestra más grande sed y responde a nuestras más altas aspiraciones.
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
La Biblia en un año: Jeremías 49:1-39 - Hebreos 11:17-40

Martes, 13 de Noviembre del 2007

Los discípulos de Emaús) hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido… Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
Lucas 24:33-36
Paz a vosotros

¡Con qué sentimientos se reunirían los once discípulos y sus amigos en ese primer día de la semana! Dos días antes su Maestro y Señor había sido crucificado. Esa misma mañana unas mujeres habían contado que unos ángeles les habían anunciado: “Ha resucitado” (Lucas 24:6). A ellos les parecían locura las palabras de ellas (v. 11). Sin embargo, Pedro había visto en el sepulcro los lienzos que habían envuelto el cuerpo de Jesús, y más tarde el Señor mismo le había hablado. También llegaron otros dos discípulos, maravillados por lo que acababan de experimentar. Ellos también habían visto al Señor, quien caminó a su lado. De repente Jesús mismo apareció en medio de ellos. Los saludó con unas palabras consoladoras y les dio pruebas de que no era un espíritu. Además, les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras.El saludo del Señor va mucho más allá del sentido habitual y trivial que tiene en nuestros días. En Israel todavía se saluda con la palabra «Shalom»: ¡Paz! Para nosotros, los creyentes, es la palabra clave de la era de la gracia en la que vivimos. ¿Qué nos concede tal paz en cuanto al pasado y al presente? El hecho de que Jesús resucitó. En cuanto al porvenir, su resurrección nos da plena seguridad: es el preludio de la nuestra.
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
La Biblia en un Año: Jeremías 49:1-39 - Hebreos 11:17-40

Lunes, 12 de Noviembre del 2007

Nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados…
aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad
de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó.
Tito 3:3-5

Callejón sin salida

En el tiempo de Noé los hombres vivían en la inmoralidad, callejón sin salida que conduce a una muerte segura. Sin embargo, Dios les había enviado una advertencia precisa por medio de Noé. Ese hombre, escogido por Dios a causa de su fe, predicaba poderosamente: anunciaba que el diluvio iba a caer sobre un mundo de impíos (2 Pedro 2:5). Pero más que sus palabras, su vida, completamente dedicada a la construcción de un inmenso barco, hablaba de un juicio inminente, aun cuando todavía no se veía (Hebreos 11:7). Pues bien, sus contemporáneos no quisieron escucharle ni reconocer que iban por mal camino. “No entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos”, dijo Jesús (Mateo 24:39).Nuestro tiempo, ¿es diferente al de Noé? Hoy en día, innumerables personas viven en la inconsciencia, toleran el mal sin avergonzarse y no se dan cuenta de que van hacia la perdición.Por eso Dios envió a su Hijo Jesús como luz al mundo. “La luz en las tinieblas resplandece… En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció” (Juan 1:5, 10). Vino con un mensaje esencial y vital: “Arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). Aceptar o rehusar este mensaje hace toda la diferencia entre los salvos y los perdidos: “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

Domingo, 11 de Noviembre del 2007

Romanos 8:17

Si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados
Hijo adoptado y heredero de Dios(Leer Romanos 8:15-18)

Antiguamente, el esclavo romano podía ser liberado y aun excepcionalmente adoptado por su amo con todos los derechos hereditarios. Esto es una débil imagen de lo que Dios ha hecho con nosotros, pobres seres caídos, manchados y sublevados contra Él. Nos ha otorgado perdón, justicia, plena liberación y nos ha hecho miembros de su propia familia. Estamos sellados con su Espíritu, gracias al cual sus hijos son conscientes de su relación con el Padre. “Papá” (Abba, en hebreo) es a menudo la primera palabra que articula un niño (v. 15).
Si somos hijos, también somos herederos. Un heredero es alguien que recibe de otra persona cierta propiedad. Dios es el dueño de la creación. Él nos dará su posesión cuando estemos glorificados con Cristo. Como Cristo es el auténtico heredero, heredaremos con Él. Pero para que heredemos con Cristo, es necesario que suframos con Él. El Señor Jesús cuando estuvo en la tierra sufrió viendo cómo el pecado hacía su trabajo destructor en esta creación. De la misma manera sufrimos nosotros cuando vemos a nuestro alrededor las consecuencias del pecado. ¡Cómo abusa el hombre de todo lo que Dios ha creado!
Pablo esperaba el momento en que la heredad (la creación) volviese a estar en manos del legítimo dueño. Anhelaba la gloria futura que iba a ver. Al lado de ella, el sufrimiento que debía soportar no era nada.


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Biblia en un año: Jeremías 44:1-46:28 - Hebreos 10:19-39

Cuidar la imagen

Isaías 42:1-2

He aquí mi siervo, yo le sostendré… No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles.

Cuidar la propia imagen no es una novedad en nuestros días. En esto el rey francés Luis XIV, llamado el Rey Sol (1638-1715), era un maestro. Tenía un grupo de colaboradores cuyo único deber era mostrar al público la positiva imagen del rey. Actuales historiadores opinan que hoy en día el Rey Sol es relativamente bien conocido por esta razón. Desde entonces muchas personalidades de la vida pública lo han imitado. Pero precisamente en estos nuevos tiempos, conocidos escándalos han comprometido la reputación de algunas grandes personalidades.
El versículo del encabezamiento habla del Siervo de Dios, es decir, de Jesucristo. Nunca hizo propaganda para sí mismo. Al contrario, muchas veces prohibió a quienes había curado o liberado, hablar de ello a los demás. ¡Qué éstos no callaran es otro asunto! El Hijo de Dios nunca trató de gloriarse, como hoy en día muchos procuran hacerlo por medio de brillantes anuncios. No hizo propaganda para sí mismo, y sus cronistas, los autores de los evangelios bíblicos, no ocultaron las críticas que le hacían sus contemporáneos. Cuando Jesús fue acusado de ser un seductor del pueblo y condenado a muerte, calló (1 Pedro 2:22-23).
Si usted lee los cautivadores relatos de los evangelios, no sólo encontrará auténticas descripciones de la vida del Señor Jesucristo, sino también las más variadas opiniones de los hombres respecto a él. Igualmente hallará que él dio voluntariamente su vida para salvar a los pecadores.

Que tengas un lindo día. Dios te bendiga
© Editorial La Buena Semilla

La Biblia en un año: Jeremías 40:13-43:13 - Hebreos 9:23-10:18